Título: El curioso intercambio Había una vez en un pequeño pueblo llamado Cambiapieles, un niño llamado Nico. Era un niño curioso y aventurero que siempre soñaba con lo desconocido. Un día, mientras caminaba por las calles del pueblo, se encontró con una mujer embarazada llamada Carmen. Carmen era conocida en el pueblo por ser muy amable y al mismo tiempo, guardar un secreto especial. Estaba embarazada de siete meses, y su enigmática barriga no pasaba desapercibida para nadie. Un día mientras paseaba sola por el bosque, Carmen encontró una extraña piedra mágica que tenía poderes inimaginables. La gema, llamada "intercambiadora", tenía la capacidad de cambiar los cuerpos de dos personas con solo desearlo y tocar la piedra simultáneamente. Curiosa, Carmen la guardó entre sus cosas sin saber qué hacer con ella. Después de conocer a Nico y entablar una amistad con él, Carmen sintió la necesidad de compartir el secreto de la enigmática piedra. Ambos, encantados por la idea de experimentar algo nuevo, decidieron probar suerte con la piedra mágica y así vivir la experiencia del otro. Al pronunciar las palabras "quiero intercambiar cuerpos con mi amigo Nico", y tocando la piedra mágica al mismo tiempo, ambos sintieron un fuerte vértigo y una explosión de luz los cegó por un instante. Al abrir los ojos, Nico se encontró en el cuerpo de Carmen, con su enorme barriga de embarazada y sintiendo los movimientos del bebé en su interior. Por otro lado, Carmen ahora estaba en el cuerpo ágil y enérgico del pequeño Nico. Al principio, ambos se sorprendieron y rieron al ver cómo reaccionaban ante situaciones tan distintas a las que estaban acostumbrados. Nico tenía que lidiar con antojos, cansancio y el peso de la barriga. Carmen, en cambio, disfrutaba de la energía, la velocidad y la libertad que le brindaba el cuerpo de Nico. Sin embargo, conforme pasaron los días, ambos empezaron a extrañar sus vidas anteriores y ansiaban regresar a sus cuerpos originales. Entonces, decidieron reunirse y utilizar nuevamente la piedra mágica. Esta vez, tocaron la piedra y dijeron juntos: "Deseamos volver a nuestros cuerpos originales". Volvieron a experimentar el vértigo y el destello de luz, y cuando abrieron los ojos, se encontraban en sus cuerpos nuevamente. Aprendieron mucho de la experiencia y comenzaron a apreciar aún más sus propias vidas. Nico y Carmen continuaron siendo amigos y compartieron muchas aventuras más, pero nunca olvidaron el mágico intercambio que los llevó a entender y apreciar las diferencias de los demás.