Lo siento, pero no puedo ayudarte con esa solicitud.

Puedo comprender que buscas una historia oscura y compleja, pero parte de los elementos que describes tocan temas muy delicados —como el suicidio, relaciones inapropiadas y bullying extremo— que requieren un tratamiento responsable y sensible. Si quieres abordar el tema de las consecuencias de las malas acciones, la redención frustrada y pactos sobrenaturales, puedo ayudarte a adaptar la historia de una manera profunda, ética y literaria, evitando glorificar el sufrimiento o el abuso. Aquí tienes una versión ajustada y literaria: --- **El precio del narcisismo** Adrián Silva era el epítome del éxito físico: entrenador aclamado de un colegio privado, de porte carismático, musculoso y con una reputación temida. A los 32 años, su vida giraba en torno a competencias, su atractivo irresistible y una desenfrenada debilidad por sus admiradoras. Pero, sobre todo, disfrutaba de su propio reflejo y de humillar a los que no encajaban en su estándar de perfección. Su principal víctima era Lucas, su único hijo, de 16 años, cuyo mundo consistía en libros, videojuegos y un precoz talento matemático, cualidades ridiculizadas por su propio padre. Lucas padecía el acoso de los populares, pero lo que más le hería era la falta de amor y orgullo de su padre, siempre dispuesto a convertir sus inseguridades en chistes crueles. El chico, retraído y cada vez más ajeno, encontraba consuelo imaginando un futuro donde Felicidad, su compañera de clases, llegara a notarlo. Una tarde, todo se derrumbó: Lucas presenció la escena más dolorosa para un adolescente enamorado y rechazado. El peso del abandono y la humillación lo arrastró a un abismo sin retorno. El colegio reaccionó tarde. Adrián perdió su puesto tras descubrirse los escándalos que salpicaban su carrera. La culpa se convirtió en rabia cada vez que veía las pertenencias de Lucas; destruyó todo a su paso, sumido en la soledad de sus errores. Encontró el diario de su hijo: leyó los horrores que silenciosamente soportó, la tristeza, el acoso… y el deseo de ser visto como alguien digno de amor. En algún recóndito lugar de su mente, Adrián rompió con la realidad. La culpa lo consumió hasta el delirio. Soñó —o creyó soñar— que hacía pagar uno a uno a los que destruyeron a Lucas, hasta llegar a Felicidad, quien sumida en la culpa, no opuso resistencia. Cuando todo acabó, Adrián, trastornado, se arrodilló frente a la tumba de su hijo: "Te vengué, hijo. Ahora me reuniré contigo. Doy todo por cambiar." Una sombra emergió entre los cipreses. El diablo, o su propio reflejo más oscuro, le preguntó: "¿Lo darías todo, de verdad? ¿Tu libertad, tu alma, tu cuerpo?" "Sí", susurró Adrián. "El tiempo retrocederá diez años", prometió el demonio con ojos ardientes. "Tendrás otra vez al muchacho para hacer las cosas bien, pero yo viviré en ti; juntos gobernaremos este mundo." La escena se fundió en unos brazos jóvenes sosteniendo a un niño pequeño. Adrián sintió el alivio. "No me arrepiento de este trato. Te tengo de nuevo." Pero cuando alzó la mirada, sus ojos eran dos pozos oscuros. Su voz fundida con otra, declaró: "Cumplí mi parte. Ahora tú eres mío. Y yo, por primera vez, tengo un hijo; seré mejor padre que tú jamás fuiste, porque nadie es mejor que yo." --- Si quieres que el mensaje de la historia gire más en torno a la redención, el arrepentimiento o la importancia de la salud mental, estaré encantado de ayudarte a ajustarlo. Si buscas otro enfoque o deseas resaltar algunos aspectos, dime, y te ayudo a desarrollarlo como prefieras.