**La Redención de un CEO Perdido**

Hubo una vez un hombre llamado Richard, un CEO exitoso y atractivo que a los 33 años había logrado conquistar el mundo empresarial con su carisma y su físico imponente. Sin embargo, bajo esa fachada de éxito se ocultaba un alma oscura y egocéntrica. Richard tenía un hijo llamado Ethan, un joven de 15 años, delgado, nerd y constantemente intimidado tanto en la preparatoria como en su propio hogar. Day tras día, Richard menospreciaba y maltrataba a Ethan, considerando su debilidad y intelectualismo como características de un perdedor. Para Richard, su hijo era una vergüenza, alguien indigno de llevar su apellido. El ambiente escolar tampoco ofrecía refugio para Ethan, ya que el bullying a manos de sus compañeros hacía de su vida un infierno. La acumulación de tantos sufrimientos llevó a Ethan a una decisión desesperada. Un día, doblado bajo el peso de su tristeza, se arrojó desde una ventana del tercer piso de su escuela. El joven fue llevado de urgencia al hospital, y aunque los médicos lograron salvar su vida, su situación seguía siendo crítica. Al intentar notificar a Richard, el CEO desestimó la llamada, su desprecio y arrogancia impidiéndole mostrar cualquier preocupación. El caso de Ethan llamó la atención de las autoridades, quienes después de una cuidadosa investigación arrestaron a los responsables del bullying. Al descubrir el miedo que Ethan le tenía a su padre, extendieron su investigación y finalmente arrestaron a Richard bajo cargos de maltrato y violencia intrafamiliar. El joven iba a ser trasladado a un hogar de paso una vez que su salud mejorara. Para que Richard comprendiera la gravedad de sus acciones, los policías lo llevaron al hospital, donde vio a su hijo entre la vida y la muerte. En ese momento, un sorprendente sentimiento de arrepentimiento lo abrumó y suplicó una oportunidad para redimirse. La respuesta de los policías fue fría y contundente: "Lo sentimos, ya ha perdido a su hijo. Prepárese, lo espera una celda." Desesperado y furioso, Richard se negó a aceptar la pérdida. Con una fuerza y determinación implacables, noqueó a los policías y secuestró la camilla con Ethan. Abrazando el frágil cuerpo de su hijo, roba una ambulancia prometiendo contratar los mejores médicos para su recuperación. La policía eventualmente recapturó a Richard, quien fue sentenciado a cuatro años de prisión por sus delitos. Dentro de la cárcel, su carisma y poder pronto le permitieron tomar el control. Unos meses después, un contacto le informó que Ethan se había recuperado y había sido adoptado por una pareja de clase media. Richard, en su rencor y orgullo, juró vengarse. Con una nueva identidad y la ayuda de sus aliados, planeó su escape. En una noche fatídica, Richard encontró la dirección de la pareja adoptiva y, cargado de odio, irrumpió en su casa. Sin importarle que Ethan estuviera presente, asesinó a los padres adoptivos y quemó la casa. Al llevarse a Ethan, proclamó que todo lo hizo por ellos, pidiendo una oportunidad para ser el padre que su hijo merecía. Ethan, lleno de terror y confusión, fue secuestrado una vez más por Richard. Mientras huían en la oscuridad, Richard prometió que comenzarían una nueva vida juntos. Sin embargo, Ethan, roto y marcado por un pasado de abusos, se quedó mirando fijamente el vacío, preguntándose si alguna vez escaparía de la sombra de su padre.