**El Eco de la Soledad: La Oscura Relación entre un Padre Narcisista y su Hijo**

Había una vez un joven de 16 años llamado Samuel, un chico de buenos sentimientos, aplicado en sus estudios y un poco torpe, cualidades que para muchos lo definían como un "nerd" y que, debido a su frágil apariencia, lo convertían en blanco fácil del bullying. A pesar de su bondadoso corazón, Samuel llevaba una vida profundamente triste y solitaria. Su madre lo había abandonado cuando era apenas un bebé, dejándolo al cuidado de su padre, Marcos, un actor y modelo sumamente atractivo, musculoso y narcisista de 32 años. Marcos, en un principio, había adorado a Samuel. Trabajó arduamente, buscó oportunidades y, finalmente, alcanzó la fama para darle a su hijo todo lo que necesitara. Sin embargo, la celebridad, la vanidad y la lujuria pronto lo sedujeron, y se olvidó de Samuel por completo. Con el paso de los años, Marcos empezó a ver a su propio hijo como una carga. En lugar de amor y cuidado, lo maltrataba verbalmente y lo trataba como a un simple criado. Todos los días Samuel escuchaba de los labios de su padre palabras hirientes como "eres un estorbo, desearía que nunca hubieras nacido". Samuel sufría en silencio, añorando el cariño perdido. En la preparatoria, la vida de Samuel era un infierno. La reputación de su padre solo empeoraba las cosas, atrayendo burlas y amenazas por parte de sus compañeros. Una tarde, mientras estaba en casa, Marcos y Samuel fueron sorprendidos por un grupo de hombres armados. Eran sicarios contratados por una examante de Marcos, una mujer cuyo corazón había sido destrozado por sus engaños y que estaba sedienta de venganza. La situación se volvió crítica cuando uno de los hombres apuntó con su arma directamente a Marcos. Sin pensarlo dos veces, Samuel se lanzó frente a su padre, recibiendo la bala en el torso. En ese momento, viendo a su hijo herido y sangrando por salvarle la vida, Marcos sintió un arrepentimiento profundo y una oleada de culpabilidad lo invadió. Corrió hacia Samuel, llorando y suplicando perdón. Afortunadamente, Samuel sobrevivió al ataque. Durante su recuperación, Marcos prometió cambiar y reconstruir la relación con su hijo. Samuel, con su enorme capacidad de perdonar, aceptó reconciliarse con su padre, emocionado por la posibilidad de tener al fin el cariño que tanto anhelaba. Sin embargo, el narcisismo y egoísmo de Marcos eran difíciles de contener. Su amor por Samuel se volvió posesivo y tóxico. Incapaz de soportar la idea de que alguien más pudiera tener un lugar en el corazón de su hijo, Marcos llegó a extremos impensables. Cada vez que algún pretendiente mostraba interés en Samuel, Marcos se encargaba de eliminarlo. Como un depredador, seguía sus movimientos y les tendía trampas. Tras cada crimen, Marcos tomaba una foto de Samuel y murmuraba: "Otro estorbo que eliminé. Ese tonto no entendió que debía alejarse de ti, hijo. Eres mío y solo mío." Los celos desmedidos de Marcos borraban la línea entre el amor y la locura. Samuel, aunque inicialmente atribuía las desapariciones a coincidencias trágicas, pronto empezó a sospechar. La conducta errática y los comentarios preocupantes de su padre confirmaron sus peores temores. El destino de padre e hijo estaba condenado. Samuel, enfrentado con la cruda verdad, tuvo que tomar una decisión dolorosa para salvar su propia vida y la de quienes se le acercaran. Huyó, desapareciendo del radar de su padre para comenzar una nueva vida en un lugar donde Marcos nunca pudiera encontrarlo. Marcos, sin la presencia de Samuel, se consumió en su propia locura y desesperación, viviendo para siempre con la culpa de haber destruido todo lo que más amaba. Samuel, por su parte, empezó desde cero, llevando consigo las cicatrices del pasado y una fuerza interior renovada para forjar un futuro lejos de la sombra de su padre.