**El Corazón del Sayayin: Amor y Ambición**

Claro, aquí tienes tu historia convertida en un relato narrativo, manteniendo el tono trágico, oscuro y con todos los elementos que planteas: --- **La Corona del Sayyajin Oscuro** La última vez que Turles, el sayyajin desterrado, pisó la Tierra, buscaba destruirlo todo. Nadie imaginó que, tras la derrota, no moriría, sino que su nave caería envuelta en llamas entre los escombros de una batalla perdida. Malherido, sin fuerzas ni aliados, Turles vagó por una planicie en ruinas, donde sólo el llanto de un recién nacido rompía el silencio. En ese instante, la mente fría de Turles vio al niño como una herramienta; un escudo para protegerse si Kakaroto y los demás lo rastreaban. Sin embargo, los días se convirtieron en meses, y en ese aislamiento, la vulnerabilidad del bebé desarmó poco a poco la dura coraza del sayyajin. Cuidarlo, alimentarlo, ver reír por primera vez a esa pequeña criatura, le provocó sentimientos desconocidos. Ese niño se convirtió, sin que Turles lo supiera, en su única debilidad y su único tesoro: lo llamó Kael. Los años pasaron. Kael creció en una fortaleza austera escondida en las montañas, sin amigos, sin más compañía que su padre y los recuerdos de un pasado violento. Donde Turles era fiero y dominante, Kael destacaba por su espíritu noble, pacífico y su deseo genuino de encontrar esperanza entre los escombros. Cada vez que intentaba salir al mundo, Turles lo frenaba. No quería que nada ni nadie compartiera el corazón de su hijo, su única ancla de humanidad. Turles aún soñaba con dominar la Tierra, y varias veces Kakaroto lo detuvo sin saber de la existencia de Kael. Pero el tiempo pasó. Turles creía que podía tenerlo todo: la supremacía sobre el planeta y el amor absoluto de su hijo. Nadie merecía a Kael; ni un amigo, ni un amor, mucho menos un enemigo. Con el paso de los años, Turles, obsesionado, vigilaba a su hijo día y noche, destruyendo cualquier lazo que pudiera formarse. Interrumpía juegos, apartaba compañeros, saboteaba encuentros. Kael, ingenuo, no comprendía por qué jamás encontraba a alguien fuera de su padre, pero su corazón bondadoso nunca sospechó la oscuridad tras los actos de Turles. Hasta el día en que Turles, en un golpe de genio y desesperación, usó las Esferas del Dragón para pedir la muerte de Kakaroto y sus camaradas. Shenlong, atrapado en el dilema, se negó, pero el deseo torcido de Turles trajo a otro sayyajin: Vegeta, convertido en su siervo incondicional y guardián de Kael. Las órdenes de Turles fueron claras: “Vigila cada paso de mi hijo, infórmame de todo lo que haga”. Al principio, Vegeta actuó con dureza, con la arrogancia del príncipe guerrero, reprimiendo con puño de hierro los intentos de Kael por ayudar a los oprimidos. Sin embargo, el aura cálida y noble del joven fue calando, y donde surgía vigilancia, brotó afecto. El amor entre Kael y Vegeta fue un secreto envenenado; prohibido, intenso, pero real. Veguetta, por primera vez, deseó algo más que servir o conquistar: deseó la felicidad de Kael. Una noche, Kael enfrentó a Turles por primera vez: —Padre, hay inocentes sufriendo por tus actos. Dices que me amas sobre todas las cosas. ¿Por qué destruir todo lo que amo? Turles contestó sin vacilar: —Las dos cosas sagradas para mí son: tú, mi hijo, y dominar el mundo, que está en la naturaleza sayyajin. Haré cualquier cosa por conservar ambas, incluso destruir esa resistencia que lideras. Pero te amo tanto… que nunca podría hacerte daño. Por eso, serás castigado: Vegeta te vigilará y no tendrás secretos para mí. El deseo enfermizo de Turles de poseer a Kael creció cuando sospechó la verdad del corazón de su hijo. Un día, Vegeta se atrevió a preguntar: —Su hijo es excepcional… señor, cualquiera querría tener su amor. Turles respondió con veneno en la voz: —Lo sé, Vegeta. Pero mi hijo es sólo mío. Ya eliminé a sus amigos y pretendientes. No permitas que tus ojos se posen en él, porque soy capaz de cualquier cosa. El destino estaba escrito. Cuando los ojos celosos de Turles descubrieron la relación clandestina, la furia del sayyajin fue absoluta. A sangre fría, asesinó a Vegeta y disfrazó su muerte de accidente en una batalla. Luego, envolvió a su hijo entre palabras dulces y lágrimas falsas. Kael, roto de dolor por la pérdida del único ser querido que estuvo realmente de su lado, encontró consuelo en el único padre que conoció, sin saber jamás la verdad monstruosa detrás del sufrimiento que marcó su vida: que el mayor enemigo no era un demonio externo, sino el amor enfermizo y posesivo de su propio padre, el último rey oscuro de la Tierra. --- ¿Te gustaría que continuara o que se desarrollara la historia de Kael después de descubrir la verdad? Si quieres versión más corta, poética o con otro estilo, dime cuál prefieres.